Es esa etapa del año
otra vez. Se puede sentir en el aire cómo emana una sensación de intriga,
emoción y de impaciencia. Sí, caballeros: la
Premier League regresa este fin de semana. Podemos discutir eternamente
acerca de si realmente es la mejor liga de fútbol del mundo como la promueven o
si es sólo una liga competitiva en un nivel bajo por las desavenencias sufridas
en las competiciones europeas últimamente, pero una cosa es segura: es la liga
más entretenida. Yo soy un ávido fanático del fútbol en general y trato de ver
cuantas ligas se me sea posible por un interés genuino y por el deseo de
conocer más –estos días me he inmerso en los mundos de las ligas de Bélgica y
Escocia, por ejemplo-, pero la liga inglesa siempre me ha atraído más y no es
difícil de entender por qué cuando contemplas una competición donde todos los
equipos batallan con bravura y no se rinden hasta el último segundo. Sí, sabemos que el título invariablemente
va a caer en las manos de Chelsea, City, Manchester, Arsenal o Liverpool…
bueno, Liverpool no. Pero exceptuando la rareza de campaña que tuvimos el año
pasado, donde el equipo de Mourinho ganó la liga con cierta facilidad, podemos ser
siempre testigos de un genuino espectáculo que no puede dejar a ningún fanático
de este deporte indiferente. Y con el nuevo contrato televiso de la
Premier, todos los equipos ganarán una mayor fortuna y es bastante lógico
esperar que muchos de ellos estén a la alza en mercados posteriores, además de
que la liga ganará en fuerza económica. Esta temporada promete ser trepidante
como las de antaño cuando uno se da cuenta de que el campeón, el Chelsea, no se
ha reforzado en demasía y equipos como el Manchester o el Liverpool han
reforzado seriamente sus planteles para recuperarse de temporadas, francamente,
pobres. City y Arsenal, por el otro lado, apuestan por retoques en áreas de
necesidad y mantener la base para montarse como candidatos al título. Luego
están los animadores de siempre: Tottenham, Everton y la ahora inclusión de
Southampton a esta categoría, pero poco a poco se ha ido erigiendo un proyecto
del que poco se habla en el gran espectro del fútbol inglés –y que me ha
llamado poderosamente la atención- en el humilde pero acogedor Selhurst Park,
en el sur de Londres. Estoy hablando del
Crystal Palace, un equipo que tal vez pase desapercibido para la mayoría de mis
lectores pero que ha sabido formar un plantel competitivo y que tal vez, solo
tal vez, esté a punto de hacer algo histórico para el club.
No hay mucho que decir
acerca de la historia del Crystal Palace: un equipo que ha pasado la gran
mayoría de su existencia entre las diferentes divisiones del fútbol inglés y
rara vez han estado cerca de atisbar un título de cualquier índole en el máximo
nivel de su país. En la historia
relativamente reciente del club existe el logro de haber eliminado al Liverpool
en las semifinales de la FA Cup de la temporada 1.989/90, cuando los de
Merseyside eran el equipo más poderoso de la liga y uno de los más potentes de
Europa con un gol de un tal Alan Pardew en tiempo suplementario. Perderían
la final contra el Manchester United de un Alex Ferguson necesitado de títulos
–éste sería su primer logro con los Red
Devils y el que le salvaría el puesto-, luego de haber empatado 3 a 3 y
perder el desempate 1 a 0 con un gol solitario de Lee Martin. Aprovecharían el
momento y la siguiente temporada acabarían de terceros, perdiendo el título
liguero a manos del Arsenal y el subcampeón, Liverpool. No jugarían
competiciones europeas porque el fútbol inglés se veía sujeto a una suspensión
por el trágico incidente de Heysel y sólo había un puesto para la Copa UEFA
(ahora Europa League), que iría para el Liverpool. Sí ganarían una copa (extinta
en la actualidad), la Full Members Cup, al Everton por 4 a 1 esa temporada.
Ésos han sido los mayores logros del Crystal Palace en los últimos tiempos.
Fueron el equipo en el que se formó Ian Wright, delantero leyenda del Arsenal,
como dato curioso. Luego de un periodo
de oscuridad deportiva y pésimas gestiones en el área administrativa –el club
ha pasado por dos crisis financieras en el Siglo XXI-, pareciera que las
Águilas -como se les apoda a los de azul y rojo- están en las puertas de hacer
algo realmente sobresaliente en la Premier League. E irónicamente, el principal
bastión y figura del equipo es, una vez más, Alan Pardew.
El otrora mediocampista
inglés, y entrenador de equipos como West Ham, Southampton, Reading o Charlton
Athletic, estaba pasando meses (y tal vez años) bastante complicados dirigiendo
al Newcastle United bajo un ambiente donde ni el equipo ni su persona parecían
aprovechar al otro al máximo. Pardew fue
bastante criticado por la prensa y los hinchas de las urracas por un manejo
táctico cuestionable de sus jugadores, muchas veces usándolos en posiciones que
no eran las suyas, y ser poseedor de una personalidad que le ha generado un
número nada desdeñable de detractores. El Crystal Palace, por el otro lado,
estaba en su segunda temporada consecutiva en la máxima competición inglesa, y aunque
habían conseguido resultados positivos con un director técnico pragmático y
resultadista como Tony Pulis, el club y su directiva querían apuntar más alto
luego de unos primeros seis mediocres con Neil Warnock como entrenador donde
estaban peleando el descenso y gastaron 3.5 millones de libras en compensación
al Newcastle para hacerse con los servicios de la leyenda del club. Hay que
remarcar el rol de la directiva del Palace: luego de experiencias económicas para
nada venturosas en el último siglo, este nuevo conjunto de directivos se ha
esforzado en proporcionar una estabilidad financiera a un club que desde hace
mucho tiempo la desconocía, para luego fortalecer poco a poco el plantel.
Pardew es uno de los primeros pasos en esa dirección.
Pardew arribó como un
héroe a un ambiente que conocía, un aire que ya había respirado y a un estadio
y una hinchada que lo valoraba como uno de sus más grandes estandartes; todo lo
contrario a su periodo en St. James Park. La algarabía, el dinero invertido y
la expectativa no hubieran valido nada para sus hinchas, siempre tan vinculados
a la decepción, si no daba la talla, pero las Águilas parecieron encontrar un
ritmo de juego fantástico con la llegada de su nuevo entrenador y en la segunda
vuelta de la temporada pasada se convirtieron en uno de los equipos más excitantes
de la Premier. Basándose en un juego
vertical y en la vertiginosidad de sus dos extremos, Yannick Bolasie y Wilfried
Zaha, el Crystal Palace comenzó a conseguir victorias importantes y a desplegar
un juego sólido, empezando por una línea defensiva clara, un mediocampo directo
y terminando con un ataque trepidante. Un equipo que parecía desorientado y
carente de resiliencia en la primera vuelta se convirtió en uno unificado,
trabajador y sacrificado con el arribo de un hombre que organizó un vestuario
que Warnock había perdido hace varios meses.
Probablemente, la
mayoría de las personas se quedaría con las diabluras de Bolasie y Zaha por las
bandas –los puntos más fuertes y distintivos del Palace-, pero es la labor de
un general del mediocampo como Mile Jedinak, quien es el que les proporciona
balance en el medio, o de un bastión en la defensa como el central Scott Dan,
votado jugador del año del Crystal Palace e incluso considerado para la
selección inglesa. Pardew vio potencial
ahí y lo explayó a sus anchas. Y esto no sólo se notó en victorias importantes
para salvarse del descenso, sino también en triunfos contundentes y no exentos
de calidad contra equipos del talante del Tottenham, Manchester City o
Liverpool. Es más, los del Palace fueron los que empataron el 3 a 0 de los
de Anfield en la temporada 2.013/14 que a posteriori les costó el título de
liga y el año pasado les dieron un baile en todo el sentido de la palabra en su
casa en el partido de despedida de Steven Gerrard. Terminaron la campaña de
10mos, en pleno ecuador de la tabla de posiciones. Y la pregunta es: ¿Puede el
Crystal Palace de Pardew aspirar a más?
Un servidor cree que
sí. Para los conocedores de la Premier League, la contratación de Yohan Cabaye,
mediocampista francés del Paris Saint Germain y antiguo conocido de Pardew en
el Newcastle, ha sido considerada como una de las mejores en todo el mercado y
un voto de confianza por parte de la directiva con su nuevo entrenador. Además
de eso, ha llegado un arquero, Alex McCarthy del Queens Park Rangers; un
delantero, Connor Wickham del Sunderland; y un extremo, que es Bakary Sako del
Wolverhampton. Aparte de Cabaye, no se está haciendo un gran desembolso de la
calaña de los United, City o Liverpool –principalmente porque no pueden. Lo que está haciendo el Palace es
solidificar la base que ya tienen y hacer un par de retoques en áreas donde
necesitan mayor profundidad. Por ejemplo, Wickham viene para aportar goles a un
equipo cuyo máximo goleador el año pasado en todas las competiciones fue Dwight
Gayle, con diez tantos, que es una cifra bastante pobre para un equipo que
luego de haber quedado de 11vo y 10mo, le toca aspirar a más. Ha habido
movimiento en el mercado por un central que acompañe a Dann, y Pardew ha pedido
que hagan un esfuerzo para alejar al defensor argentino Fabricio Coloccini de
St. James Park, pero al parecer esa posibilidad no fructificó. Básicamente,
reforzar un ataque algo seco, pero que se beneficia de unos extremos dotados y
un enganche, Jason Puncheon, que tienen mucho gol; y mejorar una defensa que es
muy sacrificada, pero que tal vez no tiene el suficiente nivel para aguantar
contra un Agüero, Kane, Rooney o Hazard. Ésas serían mis recomendaciones para
el Palace.
El fútbol está lleno de
variables y elementos sorpresa que pueden cambiar todo lo planificado o
previsto en un mero segundo –como en la vida, vamos. El Crystal Palace puede
que no llegue a nada y se vayan al descenso, dejando todo lo que he dicho como mera
palabrería; es una posibilidad bastante factible. Pero un servidor, que los ha seguido durante el último año, puede ver
que algo especial se está erigiendo en Selhurst Park y sólo necesita el manejo
adecuado para que este proyecto explote como se espera. La institución disfruta
un equilibrio económico que no se había atestiguado en mucho tiempo y se ha
comenzado apostando por un director técnico que entiende al club y ha
maximizado sus recursos hasta la actualidad. El Crystal Palace tiene
talento, como demostraron en su victoria en Anfield. Tiene sacrificio, garra y
trabajo en equipo, como demostraron en su triunfo de local contra el City.
Saben ser resultadistas y clínicos cuando cuenta, como demostraron en los encuentros
directos para salvarse del descenso. Jugadores como Bolasie, Cabaye, Puncheon,
Zaha, Jedinak o Dann pueden jugar en algunos de los mejores planteles de la
Premier y Pardew es uno de los entrenadores más infravalorados de las islas. Los fanáticos del Crystal Palace, por todas
las mala vivencias, son de pensamiento negativo y tratan de no emocionarse
mucho con lo que se está fraguando en su equipo, pero yo les puedo decir que
aquí hay algo muy especial. Tienen todo a su favor para dar el batacazo de
esta temporada y sorprender a propios y extraños. Comienza la Premier League… y
les aseguro que no puedo esperar.
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