Este
artículo es de la autoría de Yeison Plazas, como todos en esta categoría.
“No se para a meditar que se puede provocar la avalancha que hoy sería
trágica.”
-
Barón Rojo, El Gladiador.
Y con esta frase de una canción de la mítica banda, Barón Rojo, describo a Roberto Cabañas, ídolo
Americano y Xeneize, quien era simplemente un Gladiador, un jugador de esos
exquisitos pero que tenía un carácter envidiable. Sentía la camiseta y por eso
se ganó el cariño de los hinchas americanos.
Solo estuvo dos temporadas en la escuadra de los Diablos Rojos,
pero en éstas hizo literal diabluras; jamás se olvidará ese gol de gran factura
contra el Deportivo Cali en la final de 1986, donde en una jugada magistral se
burla toda la defensa azucarera. Ni cómo olvidar su paso en la Libertadores, ésta
tan esquiva para la “Mechita”, pero su aporte fue tan importante: en las dos
finales que disputo, le marcó a River y a Peñarol; ambos goles de gran factura,
pero a mi parecer el mejor fue el de Peñarol, sin dejarla caer, un “bombazo” y
el Estadio Centenario se cayó por unos minutos y la hinchada aurinegra veía con
impotencia el posible campeonato del América, pero ya sabemos la historia.
Era tal su carácter que muchas veces se peleó con el
Medico Ochoa porque no le gustaba sus planteamientos y se los cuestionaba, como
por ejemplo en esa final contra Peñarol, donde pone a Aponte, un defensa, de
delantero para tapar la salida de los jugadores del club Uruguayo. Algunos
periodistas de la época lo acusaban de “marrullero” pero lo que no entendían
era que venía en su sangre eso que llamamos JERARQUIA y liderazgo.
Un mago, con esa palabra lo define mi padre, donde
sorprendía con sus medias voleas esporádicas. También se destacó por ser un
atleta, físicamente era entero, si Cabañas hubiese jugado en esta época no tendría
que envidiarle a un Neymar, por dar un ejemplo. Y por esas medias Voleas se ganó
ese apodo que le puso el periodista Iván Mejía: el Rey de las Cabañuelas. En
una entrevista hecha el 26 de Noviembre en Caracol Radio, le preguntaron si
sabía quién le había puesto este apodo, el cual respondió que no pero agradecía
al que lo hizo porque eso lo hizo conocer mundialmente.
En esa misma entrevista manifestó su amor por el rojo,
por Cali, donde tuvo dos hijas y vivió por largo tiempo. Para él era una ciudad
increíble y deseó lo mejor para el partido que se jugaría el 27 de noviembre
donde ya se sabe la historia: el, ¡ascenso!
Su hermano comentó en otra entrevista de la misma cadena
radial que Cabañas sufrió ese partido desde Paraguay como un hincha más y no
entendía lo que estaba pasando, pero cuando sonó el pitazo final lloró de
alegría por el hecho histórico de la escuadra roja volviera a primera
Fue tanto su amor por América que el día de la derrota de
la final contra Peñarol, le recriminó hasta al Médico y éstas fueron sus
palabras sobre ese partido:
“Nunca olvido que el Medico Ochoa me impidió ser campeón
de América en la Libertadores contra Peñarol en Chile: restaban minutos,
segundos, yo estaba en el banco, me sustituyeron por lesión; le dije al Profe: ‘Déjeme
meter a la cancha, frenemos el partido, nos tienen encerrados y verás que
salimos campeones; déjame, entro y formo quilombo, no importa que me expulsen,
me importa es ser campeón de América’, a lo que el Profe Ochoa me dijo: ‘No,
Roberto, esto lo ganamos con fútbol, no con mañas argentinas.’ Segundos después
el gol de Aguirre, lo miré y le grité: nunca te lo voy a perdonar, NUNCA, por
impedir que fuéramos campeones de América… Hasta la fecha no me hablo con el
Médico Ochoa. No sé si ese distanciamiento me lo llevo a la tumba.”
En otra anécdota le preguntaron que si sabía que en Cali
se había ido la luz cuando hizo el gol Peñarol y con su humor característico
respondió: “Menos mal, porque qué vergüenza con la hinchada ese oso que hicimos
en Chile”. Después de eso escribió su historia con Boca Juniors, muchas veces
Roberto afirmó ser hincha de Boca, en muchos clásicos le marcó al eterno rival
River Plate, él llegó a ser Xeneize recomendado por su gran amigo Ricardo
Gareca; tiempo después el “Tigre” se fue para la escuadra de la banda cruzada.
En una reunión con la 12, la mítica barra de Boca
Juniors, Roberto Cabañas junto con ellos se mofaron del descenso de River; algo
paradójico porque en ese mismo año uno de sus amores también se iba para
segunda división: el propio América.
Fue técnico de América; en este paso no le fue tan bien,
pero no era porque no supiera de fútbol, a pesar de su retirada en el año 2000
en el Real Cartagena: siempre estuvo activo incluso fue empresario de
jugadores, solo que no le formaron un
buen plantel y las crisis económica de los Diablos Rojos en aquel entonces hizo
que fracasara en el banquillo.
Roberto murió de un paro cardo-respiratorio a la edad de
55 años, pero siempre se recordará al gran Mago del Pilar con cariño.
Para terminar les dejo una frase de la Himno Fe y Alegría del grupo Niche.
“América, 'el tigre' Gareca y 'el gato' Falcioni América,
Zape y Cabañas”
Hasta siempre, Rey de las Cabañuelas…
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