Todas
las comparaciones son odiosas, pero son inevitables.
El 6 de Junio de 2.015 entrará a la historia como un día esencial en el haber
del fútbol mundial: el FC Barcelona consiguió su quinta UEFA Champions League
en Berlín derrotando a la Juventus de Turín, convirtiéndose así en el primer
equipo en la historia de este deporte en conseguir dos tripletes. Toda la
sociedad futbolera se ha deshecho en halagos para su magnífico tridente
conformado por Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar Jr.; su fútbol ha recuperado
el brillo de eras pasadas y están de regreso en el primer plano luego de un par
de temporadas irregulares. Normalmente, cuando un equipo constituye un logro de
esta magnitud, suele ser el director técnico el que reciba la mayoría de las
lisonjas y pleitesías; un ejemplo muy bueno es el de Jupp Heynckes con el
Bayern Múnich en 2.013 cuando consiguieron el triplete y todos lo mencionaban
al experimentado alemán como el creador de semejante bestia futbolística. Pero
en el caso del Barcelona parece haber dudas acerca de que su entrenador, Luis
Enrique Martínez –ícono del club como jugador-, sea el principal autor
intelectual de este triunfo histórico. Lo
que las personas no parecen valorar es que aunque el Barcelona se basó en el
grotescamente rico ataque que tenían con el tridente acotado, fue Luis Enrique
el que les ofreció balance, estabilidad y una sapiencia táctica que el equipo
antes no tenía a un Barcelona que había sido el equipo del fútbol en los
últimos años pero que había llegado a las postrimerías de su vida útil con su
juego de posesión de los años de Pep Guardiola. Y aquí pregunto: ¿Es el
Barcelona de Luis Enrique mejor que el de Guardiola? Como dije al comienzo, las
comparaciones son odiosas, pero inevitables.
Y es que la figura de
Pep es vital para entender lo que es el Barcelona hoy en día: el antiguo
entrenador del club catalán fue el primero en conseguir el triplete con el club
en 2.009 y refrescar a un equipo que venía estancado de dos temporadas
paupérrimas con Frank Rijkaard. La
consecución de ese triplete permitió plantar al Barcelona como el máximo
referente del fútbol mundial con un Lionel Messi a la cabeza que estaba en su
marcha ascendente para convertirse en el mejor jugador del mundo. Luego
llegarían más ligas, más victorias aplastantes sobre su rival eterno, el Real
Madrid, como el 2-6 en el Bernabéu en el 2.009 y el 5-0 en el Camp Nou en el
2.010, y otra Champions League que conquistarían en Wembley contra mi amado
Manchester United (otra vez). A pesar de un último año algo negativo en la
temporada 2.011/12, Guardiola creó una base de jugadores con Carles Puyol, Xavi
Hernández, Andrés Iniesta, Dani Alves, Gerard Piqué, Sergio Busquets y el ya
acotado Messi que han cuajado una época de antología que puede ver de tú a tú
al Madrid de Di Stéfano, el Milán de Sacchi, el Manchester del triplete, el
Liverpool de los 70s, y un par más que me dejo en el tintero. Hay quienes dicen
–opinión que no comparto- que éste es el mejor equipo de la historia. No es de
extrañarse que el grueso de los jugadores españoles del club catalán hubiera
ayudado a España a ganar la Copa del Mundo de Sudáfrica en el 2.010. En esencia, el mayor reconocimiento que
puede ostentar Guardiola es el de haber formado una generación irrepetible de
jugadores que han conseguido títulos de manera casi regular desde su arribo a
la dirección técnica y que entraron a la historia de fútbol practicando un
estilo de juego que cautivó a millones.
Estoy seguro de que en
este punto de la entrada más de uno de mis lectores estarán pensando “Kevin, ¿cómo
en su sano juicio vas a pensar que Luis Enrique y su versión del Barcelona
tienen algo que hacer contra el de Guardiola?”. Qué bueno que preguntaron. Luis Enrique arribó a Cataluña con una
carrera intermitente y con su pasado como jugador culé como la única validación
para estar en el cargo; su paso por clubes como la Roma o el Celta no fueron
los mejores y se mostraba como un técnico promedio y que no parecía tener ese
ingenio o brillantez para dirigir a un equipo que estaba en un momento pobre y
que además debía confrontar a un Madrid que era el campeón de Europa. Sus
primeros seis meses fueron un ejercicio en pragmatismo y en la que los
resultados imperaron por encima del juego; Luis Suárez aún no había terminado
su sanción, de los fichajes, sólo Rakitic y Bravo se veían como un activo
positivo, Leo Messi estaba en un nivel algo pobre, la defensa ganaba enteros
con el aporte del chileno en la arquería, pero el equipo no parecía dar señales
de mejoramiento. Y entonces pasó lo que será conocido como el “momento Anoeta”:
luego de una derrota contra la Real Sociedad a comienzos del 2.015 y donde
parecía que Luis Enrique estaba al borde del despido, el Barcelona resurgió de
sus cenizas, Messi recuperó su mejor nivel, el tridente comenzó a compaginarse
y el club encontró una constancia avasalladora que les permitió proclamarse
como campeones de todo alcanzando su cenit en aquél 6 de Junio contra la
Juventus. Si Guardiola entró a la
historia por haber creado una fórmula al Barcelona, Luis Enrique entrará a la historia
por haber sido como el que refrescó y mejoró
dicha fórmula. Y lo digo sin tapujos: yo pienso que el Barcelona de
Luis Enrique es mejor que el de Guardiola y a continuación les diré por qué.
Ambos entrenadores
llegaron al club en escenarios similares: ambos eran leyendas del club como
jugadores, ambos con experiencia en el equipo B, ambos tenían que enfrentar a
un Madrid que estaba en un buen nivel, ambos tenían que motivar a un plantel
que estaba en un nivel anímico muy bajo y ambos representaban un cambio de
ciclo en el porvenir del club. Pero la diferencia vital está en los recursos
que poseían cada uno y eso hay que considerarlo puesto que todo entrenador
necesita del material para triunfar: Guardiola
contó con un cúmulo de jugadores como Messi, Eto’o –no hay que olvidar el
aporte de los goles del camerunés en su último año-, Alves, Iniesta,
Mascherano, Xavi, Puyol, Piqué y un par más que estaban a punto de entrar en
sus años dorados y que supieron erigir una sinergia entre ellos que los pusieron
un par de pasos adelante del resto; por el otro lado, Luis Enrique tenía a la
gran mayoría de estos jugadores –más otros de una calidad incuestionable como
Suárez, Neymar, Rakitic, Alba, Bravo o Ter Stegen- que ya lo habían ganado
absolutamente todo (dos veces) y donde un elemento psicológico tan importante
en el deporte como la motivación ya no era incendiaria como hace unos años
atrás. El Barcelona había sufrido varias derrotas luego de su triunfo en
Wembley en 2.011 que eran señales de agotamiento y que requerían de un cambio
de planes, de estilo y de visión, que Pep, conocido por no ser el entrenador
más flexible o diverso, no era capaz de proveer. Luis Enrique hizo lo que nadie más se atrevió a hacer en el Barcelona:
inyectarle una vena de pragmatismo y contragolpe a un equipo que se había
vuelto, para todos los efectos, unidimensional.
El Barcelona no hubiera
conseguido los títulos que consiguió esta temporada si no hubiera aplicado las
directrices de su entrenador para contragolpear. Tal como el Bayern del 2.013 tomó elementos del juego ofensivo y rápido
del Borussia Dortmund, el Barcelona tomó elementos del contragolpe del Real
Madrid para erigir un planteamiento ofensivo que podía variar entre su ya
clásica posesión, el dinamismo de un Messi que es capaz de todo cuando está de
humor y una habilidad para contragolpear excelsa. Simplemente se han
convertido en un equipo mucho más rico en matices en comparación a un Barcelona
de Guardiola que era brillante, fenomenal, pero fue víctima de su propia creación;
no supieron adaptarse a equipos que comprendieron cómo jugarles y eso quedó
plasmado en las semifinales de Champions que perdieron contra el Inter de
Mourinho (2.010) y el Chelsea de Di Matteo (2.012) donde se tiraron a atrás y
desmantelaron la idea de Pep. Este Barcelona sí es capaz de derrumbar esos
muros defensivos puesto que han agregado variantes y aquí la experiencia de
batallas pasadas influye para que este conglomerado de jugadores sepa qué hacer
en dichos escenarios –es la unión entre una idea de su entrenador y la
capacidad de sus jugadores para ejecutarla. Un gran equipo se mide por cómo reaccione en los momentos de dificultad
y este Barcelona reaccionó con personalidad contra el Real Madrid en su estadio
cuando Luka Modric y Karim Benzema asaltaron el coliseo blaugrana con unas
actuaciones brillantes; pero los culés hicieron gala de un cinismo deportivo que
enorgullecería a Mourinho al resguardarse bien con su defensa –otro logro del
de Gijón al organizar defensivamente a un club que cuya fortaleza no es eso- y
aprovecharon sus oportunidades para ganar un partido en el que no dominaron
hasta el gol de Suárez. Y aquí pongo las manos en el fuego: el Barcelona de
Guardiola hubiera perdido ese encuentro contra el Madrid.
También considerarse lo
emocional y lo intangible a la hora de realizar un análisis de esta
envergadura: por más que existan otras
versiones del Barcelona que lo ganen todo, el equipo de Guardiola apareció en
el momento adecuado y se ha convertido en el estandarte ideológico de lo que debe
ser estilo del club; es el nivel por el cual todos los próximos entrenadores
del club serán medidos y marcaron una época muy especial para todos los hinchas
de la institución. ¿Luis Enrique puede ser capaz de continuar con este
nivel de forma y hacer olvidar a Pep? No lo sé, porque ni siquiera da seguridad
de seguir en el club la siguiente temporada y a lo mejor prefiere irse cuando
está a su tope. Lo que sí puedo decir es que ya ha cumplido mucho más de lo que
se esperaba de él y atisbó una gloria insospechada con un equipo del Barcelona
que tuvo trastabillar en sus primeros meses hasta hacer clic y convertirse en
una apisonadora y en el equipo del año de esta temporada. Mi opinión acerca de una mayor validez al trabajo de Luis Enrique yace
en un axioma que impera en mi vida acerca de que hay una cierta grandeza en
levantarse de las adversidades y de seguir batallando por objetivos cuando los
ha logrado todo –el otrora jugador del Barcelona y el Madrid supo lograr ambos
con una sapiencia notable.
Además de esto,
quisiera felicitar a todos mis lectores culés por su victoria en la UEFA
Champions League y la consecución del triplete. Cuando este club está en un
buen nivel, es un deleite verlos jugar.
NOTA:
me disculpo por no haber publicado antes; los estudios no me dejaron ser pero
ya tengo más holgura para publicar.
En los 100 años de historia del equipo, ha ganado numerosos trofeos de campeonato y es el club que ha ganado la mayor cantidad de trofeos en Cataluña y España. En 1929, ganó la primera Liga de Fútbol Española y 24 títulos de liga subsecuentes, 29 Campeonatos de Reyes de España, 5 Campeonatos de Europa de la Liga de Campeones y 3 Campeonatos de la Copa de Campeones del Club Mundial. La mayoría de los equipos.
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