“La
simpleza es la clave.”
-
Ritchie Blackmore.
Yo siempre he sido
completamente honesto con ustedes, mis queridos lectores, con lo que publico
por estos lares y en otros sitios web (ustedes saben cuáles son). Así que
quiero empezar este post en esa misma línea de sinceridad: yo honestamente creía que seguiríamos viendo la dupla Piqué-Mascherano
en el Barcelona hasta el 2052 o hasta que lanzaran todas las bombas que
acabaran con la raza humana. Eso era lo que tenía entendido, por lo menos.
Desde que a Guardiola se le
ocurrió posicionar al mediocentro argentino al lado del catalán en la zaga
central en el 2011, no ha habido ningún jugador en el elenco azulgrana que
pudiera romper la hegemonía de dicha dupla por los éxitos cosechados. Y no es
difícil de comprender por qué: la Piqué-Mascherano, contra todo pronóstico por
las ciertas limitaciones individuales de ambos integrantes, ha generado muchos
dividendos a los culés; pero en los últimos tiempos ha surgido esa inquietud en
el seno del Barcelona de que un central nuevo se estaba convirtiendo en una
necesidad. Aunque Mascherano se ha
mantenido vigente, Piqué ha demostrado señales muy claras de declive en su
rendimiento y los que debieron haber sido sus respectivos reemplazos -Bartra,
Vermaelen y Mathieu- simplemente no estuvieron a la altura de las
circunstancias. Así que se pusieron manos a la obra y se hicieron con los
servicios de uno de los centrales jóvenes más en boga en Europa en tiempos
recientes: Samuel Umtiti del Olympique Lyon. Sé que muchos barcelonistas se
estarán preguntando “pero, ¿quién coño es este tipo?” Tranquilos, para eso está
un servidor.
Aunque nuestro protagonista
ni se acerca a las cuotas de popularidad de otros candidatos para este puesto
en el club azulgrana que han sonado en tiempos recientes –llámese Marquinhos,
Hummels o Manolas-, es ciertamente uno de los prospectos más emocionantes que
se manejan en el fútbol actual. Umtiti
es una rareza en el mercado: un defensor dotado de velocidad, timing, físico y buen manejo de pie; tal
vez algo crudo todavía y sin mucho juego aéreo (aunque esto último es
intrínseco al Barcelona, si somos sinceros), pero esas son debilidades típicas
y hasta esperadas de un jugador en desarrollo y pleno crecimiento como es el
caso del canterano del Lyon. Ahondaremos más adelante en sus rasgos
futbolísticos, pero conozcamos la historia de quien puede ser uno de los
refuerzos claves del Barcelona en el futuro cercano.
Samuel Umtiti, de origen
camerunés pero establecido en el país galo, dio sus primeros a la palestra
principal del fútbol jugando de defensor en una muy buena selección de Francia
sub-19, liderada por un tal Antoine Griezmann, que derrotó a España en el
Europeo de la categoría en 2012, pero que se quedó corta de ganar el torneo. A
pesar de eso, el joven central y sus grandes actuaciones no fueron ignoradas y
su equipo, el Lyon, comenzó a darle minutos, por más esporádicos que fueran, a
su talento. El gigante francés siempre
ha contado con una academia bastante buena y nunca les ha temblado el pulso para
darle oportunidades a sus prospectos; pues con el decremento en rendimiento de
Chris, uno de sus mayores símbolos y jugadores más representativos en su época
de siete veces campeones de la Ligue 1 de manera consecutiva, decidieron
apostar por Umtiti como su relevo. El típico movimiento de cambio
generacional que, aplicado de buena manera, tiende a funcionar a las mil
maravillas; el canterano alternó actuaciones en la zaga central como de lateral
zurdo –posición en la que también se puede desempeñar- hasta que ya en el año
2013 se asentó como defensor titular del club a la tierna edad de 19 años. Ser
parte del once inicial a tan temprana edad no es para nada sencillo; hacerlo en
un histórico de Francia y reemplazando a un símbolo como el brasileño Chris son
un testimonio de la madurez tempranera de Umtiti.
A partir de su alza tan
repentina y precoz, nuestro protagonista se ha convertido en una de las
propiedades más importantes de la Ligue 1 y en una de las promesas más
emocionantes de Francia en los últimos tiempos. Fue un líder prematuro en el
Lyon y supo organizar a la defensa hasta el punto que un diario francés, en
aras de criticar a la zaga del club, dijo que eran “luego de Umtiti, el
desierto.” Entendible. Se ha convertido
en un bastión de la institución, de su programa académico y del que su
presidente, Jean-Michel Aulas, le gustaba presumir con mucho ahínco. Para
los amantes de los números y la estadísticas (que los hay y muchos), el oriundo
de Camerún jugó más de cien partidos con el Lyon –incluyendo su debut en
Champions la temporada pasada-, promedia un porcentaje de pases completados de
más del 85% -algo necesario para el estilo pasador del Barcelona-, sus tackles tienen más de un 80% de éxito –por
encima de defensores top de la Ligue 1 como Thiago Silva o el propio
Marquinhos, por ejemplo- y tiene un promedio de tres juegos aéreos ganados por
partidos, aunque destaco, a base de ojo y de ver sus partidos en la liga gala,
que ése no es realmente su fuerte.
El gran rendimiento de
Umtiti no solo fue visto por los de Ciudad Condal, sino también por la selección
francesa y, ayudado por las lesiones de muchos centrales galos, tuvo su
oportunidad en la Eurocopa de este verano con los mayores. Aunque no titular al
principio, supo quitarle el puesto a Adil Rami y asentarse como uno de los
mejores centrales de la competición, a pesar de la derrota de la local frente a
Portugal en la final. Eso no dañó en
absoluto su imagen; en especial cuando su fichaje estaba más que anunciado; el
Barcelona se estaba haciendo con los servicios de un central con mucho futuro,
actualidad y un totalitario: dúctil con el balón en sus pies, agresivo y que no
teme poner su físico en línea para proteger su portería, rápido y lo
suficientemente atlético para mantener el ritmo durante noventa minutos. Y
costando 30 millones de euros, en este mercado tan alocado y volátil, puede ser
uno de los mejores negocios en los últimos tiempos para el club.
El tema ahora no radica en
el potencial y capacidad de Umtiti, que podríamos declarar en este punto que ya
es un hecho –tal vez aquí impera la parcialidad de un servidor para con este
jugador-, sino en cómo va a ser gestionado por el Barcelona. En temporadas
recientes, el club culé ha operado con leves modificaciones en la mayoría de su
once inicial y no son muy proclives a alterar su base; ésta es una de las razones
de su éxito continuo en la última década. Eso
también puede llegar a ser contraproducente puesto que permite que algunos
jugadores, como puede ser caso del ya acotado Piqué e incluso Mascherano, se
queden más allá de su vida útil, frenando el progreso del club. Umtiti no
es el único en esta situación; los otros nuevos fichajes del club –André Gomes,
Lucas Digne y Denis Suárez-, deben hacerse un hueco en el once inicial donde no
solo impera el mérito y la calidad, sino también la jerarquía y, a no ser que
exista un plan de sucesión en movimiento por parte del Barcelona, eso puede
significar un bloqueo del crecimiento de este talentoso grupo de futbolistas. Y
eso es, a mi criterio, la mayor dificultad que hallará Umtiti en el Camp Nou.
El francés es un buen
defensor; incluso me atrevería a decir que es muy bueno y que puede llegar a
ser un defensor de clase mundial con la experiencia que conlleva a ser jugador
del Barcelona en no más de dos años. Y aunque ciertamente puede llegar a ser un
elemento importante del club y capaz de manejar la presión que conlleva
reemplazar a dos personajes tan representativos del club como Piqué o
Mascherano, el muchacho no es ajeno a estos escenarios –ya vivió algo similar
con Chris en el Lyon-, es el tema de la jerarquía lo que puede evitar que se
asiente con la naturalidad exigida. Siempre
lo he dicho: todo jugador joven necesita paciencia y ser llevado poco a poco,
como cualquier persona que está empezando en un rol sin experiencia nueva en
ese nivel; Umtiti deberá contar con las oportunidades para demostrar su calidad
y no desprenderse de sus servicios luego de un par de equivocaciones porque eso
es una vicisitud natural de un individuo de sus características. No sé
ustedes, pero yo le tengo fe a este francés y espero que en el año 2022,
esperando el Mundial en Qatar –eso sí va a funcionar-, estemos hablando de que
veremos a Samuel Umtiti en la zaga central del Barcelona hasta el 2052. Lo digo
con total sinceridad.
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