El destino de uno no es siempre amable con lo que nos prepara y muchas veces se hacen ilusiones oníricas de un futuro que nunca se materializa. En esta semana de La Soledad del Nueve, les presento los Fichajes Estrellados: una sección dedicada a todos los fichajes que generaron una expectativa tremebunda y resultaron en una hecatombe de resultados decepcionantes e ilusiones oníricas transformadas en realidades infernales. Un espacio donde todos los hinchas podemos regocijarnos –o contornearnos- con el paso de un jugador que nos provocó uno que otro ataque de ira e insultos. Los Dioses del fútbol saben que yo he tenido más de uno con el pasar de los años.
"No tienes huevos, te cagas encima con Mourinho, puedes irte al
infierno".
No
importa que hablen bien o mal de ti; lo importante es que hablen.
Cuando llegas al punto en el que nadie ni siquiera se molesta en mencionarte o
en decir algo concerniente a ti, entonces, querido amigo, has llegado al punto
de la intrascendencia. Te has convertido en un individuo estéril, olvidado y de
una relevancia ínfima en el devenir de dicha persona. Y si son millones de
personas a las que poco les importas, peor debe ser el caso. Digan lo que digan, todos los seres humanos
tenemos un orgullo y un ego que alimentamos diariamente y que nos permite
subsistir en este cruento mundo con cierto grado de dignidad. Si no,
díganselo a Zlatan Ibrahimovic y a su fichaje por el Barcelona en 2.009.
El sueco a donde ha ido
ha dejado su marca en el porvenir de su equipo. Desde sus comienzos imberbes en
el Malmo hasta su idílico e imperial traspaso al Paris Saint Germain, Zlatan ha
sabido erigir una carrera llena de triunfos, genialidades sin parangón y un compendio
de goles estratosféricos que hasta los mejores jugadores del deporte deberían
envidiar en sus momentos de debilidad. Es sin lugar a dudas uno de los mejores
futbolistas que he podido agraciar con mis ojos y encarna virtudes que pocas
veces he visto en mi vida. Yo dibujo un
paralelismo del descendiente de yugoslavos con el francés Eric Cantona: ambos
son/fueron jugadores de una técnica exquisita, una capacidad de definir
partidos con una sola jugada inéditas y poseedores de un temperamento que los
hacía tan especiales como volátiles y explosivos. Así como se habla de sus
inicios explosivos en el Ajax de Ámsterdam donde construyó su reputación como
una de las mayores promesas de Europa, también se habla de sus conflictos con
su compañero Rafael Van der Vaart y cómo acabaron a los golpes un día. Se habla
de su paso por el Calcio con los tres gigantes, Juventus, Inter y Milán, y de
cómo se volvió uno de los mejores delanteros de todo el Siglo XXI con muy
buenos números y con un despliegue de calidad únicos, pero también se habla de
sus constantes diatribas con sus compañeros, con la prensa, su vida personal y
sus encontronazos con sus entrenadores. Además de ser un futbolista único en su
clase, es un adicto al caos y dueño de un carácter que lo ha hecho el mejor
amigo de los tabloides a donde ha ido. Y luego está su paso por el Barcelona y
su enemistad con el “filósofo”, Pep Guardiola.
Zlatan llegaba de una
temporada fenomenal bajo las órdenes de José Mourinho, antónimo ideológico de
Guardiola, en el Inter y donde había logrado consagrarse como, quizás, el mejor
delantero centro del mundo. Guardiola, por el otro lado, había entrado a la
historia del fútbol mundial con el Barcelona al conseguir un histórico triplete
en la temporada anterior, la 2.008/09, con un Messi que ya se había convertido
en el histriónico y seminal jugador que es hoy en día. El Barcelona pagaría 70
millones de Euros por el sueco, además de entregarle al club italiano a su
atacante camerunés, Samuel Eto’o, luego de que éste hubiera cuajado la mejor
temporada de su carrera con más de treinta goles en todas las competiciones y
siendo un baluarte esencial en la consecución del triplete de Liga, Copa y
Champions. Es bastante certero decir que hasta un crack como Zlatan tenía que
cumplir con un estándar bastante alto y exigente en el Camp Nou porque tocaba
superar una temporada insuperable. Como
muchos fichajes astronómicos y de gran expectativa, éste parecía ser un
matrimonio perfecto: el Barcelona de Pep hacía un énfasis en el toque, la
técnica y la estética del juego, mientras que “Ibra” podía aportar juego aéreo,
de espaldas al arco y con una técnica que le permitía hacer lo que a otros les
era imposible. Parecía una complementación de elementos que no podía fallar
cuando el Barcelona estaba tan bien armado con jugadores como Messi, Henry,
Iniesta, Xavi, Yaya Touré, Puyol, y unos Dani Alves, Piqué o Busquets que
vivían los mejores momentos de sus carreras. Eran tiempos prolíficos y de
lisonjas en Cataluña y el delantero sólo iba a mejorar lo que ya era una
maquinaria bien aceitada. Pero si todo en la vida fuera tan fácil, nadie se
quejaría, ¿verdad? Verdad.
Y el comienzo de
Ibrahimovic en la temporada 2.009/10 con el Barcelona fue, francamente,
notable: en su debut en la Supercopa de España asistió a Messi para un gol y
logró anotar en su debut en Liga contra el Sporting de Gijón. Pero, más allá de
sus buenos números en la tabla de goleo, Zlatan demostraba que se pudo adaptar
al juego del Barcelona y aunque no eran tan trepidantes como en la temporada
pasada en lo que a velocidad de toques se refiere, el sueco supo usar sus
recursos para mantenerse influyente. En la primera vuelta de la Liga, Zlatan no
sólo hizo una buena cantidad de goles, sino
que también hizo un cameo sobresaliente en su primer Clásico contra el Real Madrid
al salir de suplente y anotar el gol solitario que significaría un triunfo
vital contra un equipo madridista armado hasta los dientes con los
recientemente fichados Cristiano Ronaldo, Ricardo Kaká, Karim Benzema y Xabi
Alonso en un partido complejo y donde demostró a las primeras de cambio que
podía rendir en los momentos importantes. A los ojos de los hinchas del
club, de aquellos que amamos al fútbol y tal vez incluso de los jugadores –tal
vez hasta el propio Ibra-, el nuevo fichaje estaba demostrando el nivel que se
esperaba de él pero hubo dos personas que no estaban muy felices con esto: Pep
Guardiola y Lionel Messi. Y ahí comenzaría la caída en desgracia de Zlatan en
Barcelona y donde todo se estrellaría contra el muro de estigmas, paradigmas y
conceptualizaciones que es la mente del ahora entrenador del Bayern.
Para entender los
motivos de porqué el sueco perdió ascendencia en el equipo luego de la
consecución del Mundial de Clubes en Diciembre –que simbolizó también un
sextete histórico-, les recomiendo la biografía de Ibrahimovic, “Yo soy
Zlatan”. Ahí hace énfasis en el devenir de su paso por el club azulgrana y
explica cómo el astro argentino quería jugar en la segunda mitad de la
temporada de delantero centro, lo que significó la suplencia del antiguo
delantero del Malmo. Pero, más allá de la substitución por un Messi que
alcanzaría su mayor nivel en esa posición –lo que demostró ser un cambio
beneficioso para el equipo, siendo cándido-, el mayor problema de su cuasi
desastrosa segunda vuelta con el Barcelona residió en las facetas ideológicas
del jugador y del club, particularmente de Guardiola: Zlatan es un demente -en el buen sentido de la palabra- que necesita
jugar libre y sin sentirse cuestionado por cada jugada que haga, mientras que
el Barcelona es un gran esquema donde el histrionismo y visceralidad de un
jugador que basa su estilo en la explosividad emocional y el típico “lo que le
surja en el momento” colisionaba estrepitosamente. Se le podía ver en la
cancha dejando de ser tan iracundo o apasionado como antes y ni siquiera hacía
esos gestos arrogantes en las celebraciones que eran rasgos sempiternos de su
peculiar personalidad. Parecía el fenómeno que siempre había sido, pero
despojado de su esencia y eso, como a cualquier genio en cualquier ámbito, lo
mató. Y ahí los goles, esos goles que tanto lo habían ayudado en los primeros
momentos de bajón, comenzaron a esfumarse hacia el argentino que cada vez
jugaba mejor y seguía mejorando como goleador. El club había gastado un dineral para hacerse con los servicios del
jugador para dejarlo futbolísticamente constipado. Y además estaba el tema
de su relación con Guardiola.
Debemos hacer énfasis
en la relación entre estos dos individuos puesto que es el principal motivo de
esa debacle que fue Ibrahimovic en el Barcelona: las personalidades de los dos eran y son tan diferentes que no podían
siquiera mantener una conversación puesto que el catalán no querían confrontar
a un jugador que representaba todas las características personales que no le
gustaban en un jugador. Es más que consabido que el futbolista de la
actualidad tiene un ego bastante considerable, pero cabe mencionar que con los
entrenadores se puede aplicar el mismo axioma. Guardiola nunca le justificó a
Zlatan los motivos de su suplencia y, a medida que las semanas pasaban, la
relación entre ambos llegó a un punto de quiebre en el que el sueco prorrumpió
de ira en el vestuario y soltó la frase que está en el comienzo de la entrada.
E incluso ahí, Guardiola no quiso llegar a discutir con Ibrahimovic y es que el paso del delantero por el
Barcelona no fue futbolísticamente malo –y más si miramos que hizo más de
veinte goles y más de veinte asistencias jugando en un estilo que no le
beneficiaba-, sino que fue pobremente manejado por un entrenador que, aunque
muy exitoso, no tiene los pantalones para manipular temperamentos que no sean
sumisos o gestionar jugadores que no sean de un cierto estilo. Tendría un
par de buenos partidos en su segunda vuelta como aquel doblete en cuartos de
final de Champions contra el Arsenal en el Emirates que acabaría dos a dos,
pero ni siquiera eso había valido. Podría decirse que todo comenzó por Messi,
pero incluso el propio delantero ha reconocido que no tiene nada contra la
“Pulga” y que su único problema en el Camp Nou fue el filósofo. Luego llegaría
una semifinal contra su ex equipo, el Inter, donde el cuadro catalán quedaría
eliminado en un partido de vuelta ahora legendario y ahí el sueco pasaría
inadvertido. De fichaje rutilante,
bombástico y traído para marcar una época, un jugador caracterizado por
sobresalir en cualquier ámbito era ahora un despojo de su antiguo ser al no
encajar en un sistema en el que él necesitaba mayor libertad y no sentirse
bloqueado.
Tal vez mi opinión es
algo parcial porque no soy muy partidario del dogma “Guardioliano” y gusto
mucho del fútbol del sueco, pero pienso yo que el paso de “Ibracadabra” por el
Camp Nou no debe ser visto como un fracaso si nos enfocamos en temas meramente
futbolísticos. ¿Por qué lo coloco en esta sección, preguntan? Porque uno no paga setenta millones de
euros para traer a un jugador, ponerlo fuera de posición y luego dejarlo por
fuera en los momentos más complicados como si fuera el canterano de turno.
Ibrahimovic seguro que hace remembranza de su año en Barcelona con el pesar de
haber sido el jugador idóneo en el momento erróneo; en otro momento, tal vez
hubiera sido el obelisco principal de una época de dominación blaugrana. Es un
fichaje estrellado porque ninguna de las dos partes pueden decir que sus
existencias mejoraron con una unión donde temas como los dogmas, axiomas y
visiones de un entrenador para crear un equipo de un estilo muy marcado no
podían hacer entender a Ibrahimovic un juego en el que simplemente no encajaba.
Se le fichó para que jugara a algo que
no lo beneficiaba e hizo su mayor esfuerzo, pero no todo en esta vida es
suficiente para el buen entendedor. De todas maneras, eso es sólo un lunar
en la carrera de ambos: Ibra se fue al Milán donde recuperó su mejor y el
Barcelona de Guardiola nos amargaría la existencia a todos los hinchas del
United una vez más en una final de Champions ese mismo año. Una vez más, luego
de haber sido olvidado y dado por muerto, Zlatan demostraría que era de los
mejores y podemos decir que ha sabido sobrellevar ese único fracaso en su
carrera que fue el Fútbol Club Barcelona. Pero todos sabemos que existe esa
pequeña voz en su cabeza que dice “¿Qué tal si…?”. Todos la tenemos. Créanme.
NOTA: me disculpo por la tardanza de esta entrada. Entre diferentes ocupaciones y problemas de internet, se me hizo imposible subirla. Espero comprendan mis motivos.
NOTA: me disculpo por la tardanza de esta entrada. Entre diferentes ocupaciones y problemas de internet, se me hizo imposible subirla. Espero comprendan mis motivos.
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