“Podemos derrumbarnos y alzarnos como
imperios.”
-
Rush,
Force Ten.
Un
estigma del fútbol moderno es la búsqueda constante del resultado inmediato.
Seamos sinceros: hoy en día, en el fútbol de alto nivel, no hay lugar para los
proyectos a largo plazo. O al menos se han convertido en una rareza. En fin, en
una sociedad futbolística donde cada vez más imperan en las altas esferas del
deporte el cortoplacismo, la impaciencia y la inversión multimillonaria para
conseguir resultados, la planificación con miras al futuro y la dedicación para
con las bases juveniles se ha convertido en un concepto de segundo y hasta
tercer plano. Los grandes no tienen tiempo para eso; lo importante es el ahora
y el futuro se antoja muy distante, ¿no es así? ¡Hay que ganarlo todo ahora o
estamos jodidos!
En
esa línea ideológica, es entendible que cuando un magnate ruso como Dmitry
Rybolovlev adquirió al AS Mónaco en 2011, éste decidiera invertir en el equipo.
Luego de un par de años en la segunda división, el equipo del principado
invirtió a lo grande en su regreso a la Ligue 1 en el 2013. Jugadores como
Radamel Falcao, James Rodríguez, Ricardo Carvalho, Jeremy Toulalan, Dimitar
Berbatov o Joao Moutinho se engalanaron con el blanco y rojo del Mónaco,
congregando a la afición con un equipo que prometía, a priori, hacer tambalear
la oligarquía del Paris Saint Germain. Pero el sueño duró un mero año. Debido a las regulaciones del Fair Play
Financiero, el binomio colombiano de James y Falcao dejaron el club para irse
al Real Madrid y Manchester United, respectivamente, obligando al club a
adoptar otra filosofía donde la inversión en talento joven era la norma. El
concepto de grandes contrataciones implementado por los dueños árabes en el PSG
no tuvo la misma efectividad en Mónaco por motivo de los altos impuestos que
debe pagar el club en esa área; simplemente no era un modelo sostenible.
Claudio
Ranieri fue destituido en el 2014 y entró Leonardo Jardim, que venía del Sporting de Lisboa en Portugal y
que su mayor logro como entrenador había sido un título de liga en Grecia con
el Olympiacos. Realmente,
muy pocos apostaban por el entrenador lusitano de origen venezolano en la
susodicha época de “vacas flacas” del club monegasco, pero la institución supo rehacerse
de sus cenizas a través de un modelo de gestión diametralmente opuesto a lo que
se habían planteado con la contratación de grandes estrellas. En lugar de desembolsar cantidades
millonarias en figuras asentadas, decidieron abogar por las contrataciones y
desarrollo del talento joven, resultando en un equipo imberbe, contragolpeador
e interesante como el que ganó en el estadio del Arsenal en 8vos de la UEFA
Champions League, dando a conocer a jugadores como Fabinho (aún en el club),
Kurzawa (ahora en el PSG), Martial (Manchester United), Kondogbia (Inter) o
Carrasco (Atlético de Madrid). Este equipo supo mantenerse competitivo en
su liga y en los torneos internacionales en la campaña 14/15, pero la alegría
sería corta por las marchas de los jugadores acotados en el mercado de verano
posterior. ¿A dónde podía ir el Mónaco ahora? Su siguiente temporada, la del
año pasada, probó ser un periodo de transición para la plantilla y el
entrenador, consiguiendo resultados agridulces, pero atisbando el Santo Grial
para cualquier equipo que no se llame Paris Saint Germain en Francia: la UEFA
Champions League.
Los
del Mónaco eliminaron al Villarreal en la fase previa de la máxima competición
europea y entraron en la fase de grupos con un equipo bastante prometedor de
jugadores que ya han comenzado con el pie derecho en esta campaña; el día de
hoy han recuperado el liderato momentáneo de las manos del Niza –otro club de
excelente gestión del cual espero hablar próximamente-, derrotando dos a uno al
Angers. Entre sus mejores partidos en esta temporada naciente podemos resaltar
el baile táctico que le dieron al PSG con una contundente victoria tres a uno en
el principado y un golpe en la mesa contra el Tottenham Hotspurs en la
Champions, jugando en el mismísimo Wembley, por dos a uno. Haciendo un mercado con fichajes poco rutilantes, pero efectivos (Glik,
De Sanctis, Sidibé y el retorno de Falcao) y manteniendo una base de jóvenes
prometedores (Bakayoko, Lemar, Adama Traoré, Gabriel Boschilia) y jugadores ya
asentados en el club (Germain, Dirar, Carrillo, Moutinho, Fabinho y Subasic),
el Mónaco ahora ostenta una plantilla engranada, con un entrenador que está en
su tercer término con el club y con los suficientes recursos para enfrentar a
cualquiera y complicarlo. El Mónaco no es el Dream Team de Cruyff, pero
ninguno rival, por más fuerte que sea, deberá tomarlos a la ligera porque ellos
se crecen en estos escenarios.
Si
vamos área por área, he de decir que la portería está más que bien cubierta con
tal vez el mejor portero de la Ligue 1 como Danijel Subasic, quien es un seguro
de vida bajo los tres palos, siguiendo los clichés del fútbol. Su suplente,
Morgan De Sanctis, quien vino como agente libre tras su paso por la Roma,
cuenta con un amplio bagaje de experiencia y está a la altura de las
circunstancias si se le necesita. La defensa podría referirse como su zona más
débil, pero aún así destaca la contratación del defensor polaco Kamil Glik del
Torino por unos meros 11 millones de Euros –una nimiedad hoy en día en este
mercado-, quien fue uno de los mejores centrales de la Serie A y que ya ejerce
su estilo abrasivo, agresivo y contundente como líder de la zaga monegasca,
apagando incendios cuando el equipo debe mantener sus ventajas (y también
cuando no, por supuesto. El brasileño Jemerson, fichado también este año, a su
corta edad, ya ha probado ser un buen compañero para el gladiador polaco. Los
laterales destacan primero que nada por la transición de una de sus figuras, el
brasileño Fabinho, al centro del campo, dando lugar al italiano Raggi –que lleva
en el club desde sus tiempos en segunda- por la derecha mientras Sidibé, traído
del Lille y que casi ficha por el Arsenal, hace las veces de lateral izquierdo.
Los equipos de Jardim han mostrado siempre solidez defensiva, pero esta
temporada han tenido que pulir ciertos aspectos en sus automatismos en esa
área, como se comprobó en su derrota cuatro a cero contra el Niza de Balotelli.
El
mediocampo es un sector donde el equipo no cuenta con muchos recursos, pero se
han mostrado solidos gracias al balance que otorgan sus mediocampistas. La
transición de Fabinho del lateral al centro ha concedido más libertades a Joao
Moutinho para conducir al equipo con libertad, convirtiéndose en el motor y
corazón del equipo, además del más experimentado entre casi toda la plantilla.
El parisino Tiemoué Bakayoko es un mediocentro portentoso y contundente en la
línea de Patrick Vieira, Paul Pogba o Yaya Touré; un futbolista industrial, con
una potencia física indiscutible y con un buen manejo del balón, pero que debe
mejorar su distribución –después de todo, sólo tiene 22 años. El enganche per
sé del club sería el talentoso Bernardo Silva, quien ya es codiciado por muchos
grandes y dispone de una clase y una visión de juego que ya lo plantea como un
distinto para el club. Y arriba, en la delantera, se cuentan con las variantes
de un Radamel Falcao que debe demostrar, de una vez por todas, que ha superado
sus problemas de lesión, un jugadorazo como Thomas Lemar –muy en las líneas de
Anthony Martial-, un gran delantero centro como Valere Germain y Nabil Dirar,
quien es uno de los que más tiempo lleva en el club, además de Guido Carrillo,
que ha quedado en una suerte de segundo plano.
El
conjunto del entrenador portugués se basa en el contragolpe y en la alta
presión, guardando reminiscencias con lo hecho por el Atlético de Madrid de
Simeone en los últimos tiempos. En campañas pasadas habían pasado problemáticas
contra los rivales más pequeños por no saber adaptarse a otros estilos, pero ha
sabido transmutar a una vertiente más ofensiva en esta campaña cuando deben ser
el protagonista del partido. Además de eso, han sabido mantener la viveza
táctica para superar a equipos más fuertes como el Tottenham o el PSG. Eso no cambia el hecho de que no supieron
reaccionar contra el Niza, donde todas sus falencias defensivas se vieron
expuestas en toda su gloria.
El
inicio de temporada ha sido promisorio para el Mónaco, tomando en consideración
la irregularidad del Lyon bajo Genesio y el hecho del que PSG con Emery aún no
termina de carburar. Lo más probable es que ambos equipos obtengan algo de
regularidad y puedan recuperar las primeras posiciones, pero por el momento, el
cielo es el límite para los de blanco y rojo. Leonardo Jardim y la directiva merecen reconocimiento por haberse
desprendido de tanto estrellas como de sus mejores promesas, haber obtenido una
ganancia monetaria importante y estructurar un equipo altamente competitivo con
un entendimiento táctico que no tiene mucho que envidiarle a los grandes. Les
recomiendo que vean a este equipo y presten atención a sus baluartes que aquí
hay calidad y futuro –escucharemos muchas cosas buenas de estos muchachos en
los próximos meses.
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